Salvemos a la especie humana, ¿de quién?


A través de este diálogo  imaginario sostenido por el Maestro Simón Rodríguez y el niño Sebastián – un niño de nuestro tiempo- abordaremos un tema, también muy de nuestro tiempo: la salvación de la especie humana en el planeta.

Sebastián: Hola Maestro, que bueno que lo encuentro, lo andaba buscando para que me acompañara a salvar la especie humana.
Maestro: Muy bien… pero salvarla de quién.
Sebastián: De la contaminación, del cambio climático, de la desertificación…
Maestro: Y quién a producido todo eso, ¿la misma Tierra?.
Sebastián: No, el ser humano.
Maestro: Bueno, entonces, hay que decir la consigna completa salvemos a la especie humana de la especie humana. Pero ¿de todos los seres humanos?
Sebastián: No Maestro, de algunos. De los que la están destruyendo, pues al dañar el planeta están dañando la humanidad, ya que si nos quedamos sin este no tendremos donde vivir.
Maestro: Y… ¿quiénes son esos?
Sebastián: Los gobernantes, los industriales y los banqueros de los países más ricos, como Estados Unidos, Francia, Inglaterra…
Maestro: ¿ Y por qué son más ricos que los demás?
Sebastián: Maestro, su riqueza la hicieron robando, saqueando y explotando a nuestros pueblos.
Maestro: Muy bien Sebastián ¿qué sugieres tú para salvar la especie humana y qué te parece lo que se está haciendo por ello?
Sebastián: Maestro, creo que se ha hecho bastante: leyes, ordenanzas, campañas, la Misión Árbol, pero no sé… falta algo, algo que…
Maestro: Algo que articule todo ese esfuerzo, verdad. De nada valen leyes si no se les instrumenta. De nada valen campañas sosas a través de los medios si no se les obliga a cumplir con el artículo 74 de la Ley Orgánica del Ambiente. De nada vale que se hable de reciclaje si no se combate duramente el consumismo. De nada vale que la educación ambiental sea un eje transversal en los programas de educación y ésta sea entendida equivocadamente…
Sebastián: ¿Cómo eso Maestro expliquese mejor?
Maestro: Bueno Sebastián, como cuando te mandan a traer maticas para sembrarla en la escuela el Día del Árbol y, luego las abandonan a su suerte…
Sebastián: Maestro disculpe que lo interrumpa, así como hacen en el Wuarairarepano, que siembran muchos arbolitos y luego se olvidan de ellos.
Maestro: Sí Sebastián, así mismo. Está bien la siembra de la matica, pero la jornada debe estar acompañada de reflexión en cuanto a la realidad ambiental de su entorno y cómo incidir en su transformación, te daré otro ejemplo: Cuando permiten que en la cantina de la escuela vendan a los niñas y niños toda esa basura que son los pepitos, doritos y refrescos, pues la alimentación también tiene que ver con  la educación ambiental. De nada vale una Ley Penal del Ambiente  que no penaliza a los invasores de nuestro Wuarairarepano o a los comerciantes que talan árboles porque cuando estos pierden las hojas le ensucian la fachada de sus locales. Como puedes ver Sebastián, esas son unas de la tantas fallas que surgen cuando no se articulan las propuestas.

Sebastián: O sea Maestro que lo que se dice se tiene que corresponder con lo que se hace.
Maestro: Sí, mi querido Sebastián, hay que conocer las cosas a fondo para no convertirse en un repetidor de consignas, que de tanto repetir sin verdadero conocimiento de lo que se dice, van perdiendo fuerza.
Sebastián: Tiene mucha razón Maestro
Maestro: Por eso es bueno que se comience a formar desde temprana edad… Interrumpe nuevamente Sebastián, con cara de alegría.
Sebastián: Estoy de acuerdo Maestro, por eso yo junto con otros compañeros de clases nos dedicamos por las tardes a recorrer las áreas verdes de la escuela para identificar las plantas, con ayuda del jardinero de la escuela, el señor Juan que sabe mucho sobre ellas.
Maestro: Eso me parece excelente Sebastián, los felicito. Como te venía diciendo, hay que reconocer a los responsables directos de tanto desastre ambiental. Llamar las cosas por su nombre, nunca olvides las palabras de nuestro Comandante Inmortal cuando dice…
 Sebastián: Maestro (titubeante) ¿nuestro Comandante dice… querrá decir, decía
Maestro: (Soltando la carcajada) No, Sebastián nuestro Comandante nunca morirá, mientras queden personas como tú, responsables y dispuestas a continuar con esta lucha por la vida. Deja continuar con lo que te decía, Hugo dice que hay que denunciar las cosas mal hechas para que la revolución se fortalezca mas cada día. Debemos empezar por desenmascarar a esos funcionarios del ambiente que no funcionan; esos que solo actúan cuando se les “jalan las orejas”.  Sebastián la verdadera causa del problema no es otra que el modo de vida capitalista que aún goza de buena vida entre nosotros, éste todo lo devora, lo destruye, a todo le pone precio, al aire, al agua, al canto de las aves, no se le escapa nada Sebastián, en su afán por acumular riquezas,  sin importarle a quién o cuánto daño cause.
      
Sebastián: Maestro, ahora entiendo mejor el origen de toda esta lucha. La consigna entonces sería: Salvemos a la especie humana del modo de vida capitalista. 
Maestro: jajaja, así debe ser Sebastián, así debe ser.        


Henry Rojas

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